
Jessy Tena
Sitio para Portafolio de Animador 2d

Crónicas de una mujer en construcción
Esta exposición es una bitácora emocional y visual de mis primeros veintitantos años. Está dividida en tres etapas, infancia, adolescencia y adultez temprana, no solo por edad, sino por los cambios que marcaron mi manera de ver el mundo, a los demás y a mí misma.
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Cada cuadro y objeto aquí fue parte de mí en su momento. En la primera etapa, la infancia, verás dibujos que hice cuando era niña, llenos de color, criaturas y mundos imaginarios, mezclados con obras recientes que hablan de esa misma etapa desde la distancia. Es un diálogo entre la niña que fui y la mujer que recuerda.
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La adolescencia llega con cuadros más crudos, caóticos y emocionales. Hablan de relaciones (fallidas, soñadas o simplemente intensas), de amistades, del desencanto familiar y de la ansiedad de encajar. Es una etapa en la que el arte empezó a ser un espejo, aunque yo no siempre quería ver lo que reflejaba.
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Finalmente, en la adultez temprana, aparecen nuevas preguntas: cómo se ama de verdad, cómo se elige un camino, cómo encajo en este mundo cambiante, cómo se balancean los sueños con la realidad. Aquí conviven la nostalgia, las decisiones urgentes y ese miedo persistente de “¿lo estaré haciendo bien?”, junto con la emoción de saber que, al final, apenas voy empezando.
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Esta es una exposición sobre no tenerlo todo claro, y hacer arte con eso.
Infancia
La infancia es la etapa donde la imaginación manda y la lógica aún no interviene.
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Es un tiempo donde los dibujos son mapas de mundos posibles y los colores no necesitan permiso para brillar. Aquí conviven la alegría pura con una tristeza sin nombre, vivida intensamente pero aún sin entenderse.
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En esta sección, los trazos infantiles dialogan con nuevas obras que, desde la nostalgia, reinterpretan esa época: una época donde lo real y lo fantástico eran una misma cosa.






Adolescencia


La adolescencia es el temblor de la identidad en formación.
Es el momento en que el espejo se vuelve un enemigo, las relaciones un misterio, y la familia deja de ser perfecta.
En esta etapa, la obra se vuelve más emocional, más caótica, más inquisitiva. Aparecen temas como la ansiedad social, los vínculos rotos, los primeros amores mal correspondidos, y el peso de ser mirada. Todo se siente urgente, todo importa demasiado.
El arte aquí no busca respuestas,
solo intenta sobrevivir a las preguntas.

Adultez Temprana






​La adultez temprana es un territorio incierto, habitado por decisiones grandes, contradicciones y un reloj que parece sonar más fuerte cada día.
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Aquí el amor se experimenta con más profundidad, pero también con más miedo.
El futuro se convierte en una pregunta constante, y el pasado en una fuente inesperada de consuelo.
Las obras de esta etapa reflejan un vaivén entre nostalgia, deseo, agotamiento y posibilidad.
Hay dudas, sí, pero también una intuición clara: esto apenas comienza.



